El Señor de la Salud, en el via crucis dentro del templo de San Nicolás
La rocalla y las guirnaldas, la paredes hechas retablos, las hornacinas de la curiosidad no son capaces de rozar o acobardar la milagrosa grandeza de Jesús de la Salud, que anoche cargó el peso de su Cruz, a oscuras, Sísifo de la propia tragedia de eterno camino al Calvario, en el interior de su templo, allí donde lo visitan las gentes de barrio y allí donde queda resguardado para siempre el milagro de Pepe el Planeta, allí donde recala Sevilla el Martes Santo buscando miradas de azul Candelaria. Fuera se formaba la tormenta de relámpagos y lluvia mientras el dulce Señor se ganaba otro corazón para su causa.
Noticia: abc de sevilla.
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