Una Historia de Amor que cumple 50 años por Carlos Herrera Crusset
El pasado año, los caprichos de las nubes, nos privaron de contemplar el reflejo de la luz que desprende el rostro de la Candelaria sobre los muros del Alcázar, el preciosismo de su finura al transitar entre los Jardines con nombre de pintor, que pintan de costumbres las retinas de los sevillanos. Los antojos de aguaceros del Martes Santo del 2016, brindaron a los Sevillanos estampas imposibles de olvidar. El Salvador encontró en la esquina de la cuesta del Rosario el lugar perfecto para cruzar su mirada con la del señor de la Salud, y la calle Placentines se volvió escenario intangible para el acompasado caminar de la Reina del Martes Santo. Sin embargo, ese atmosférico antojo, nos robó la costumbre. Hoy 7 de abril de 2017 se cumplen exactamente 92 años de aquel primer paso de La Hermandad de la Candelaria por los Jardines de Murillo. El año 1925 marca el inicio de una maravillosa historia de amor, entre los jardines y la Hermandad. Manuel Marcos Sáenz, entonces Hermano Mayor, Pepe el Planeta y el resto de componentes de la junta de gobierno de aquellos años, sembraron de prodigios el lienzo intangible del tiempo, fabricando caminos para el vértigo y creando costumbres, que es de lo que acabamos viviendo todos. Una ciudad sin costumbres, es como una vida sin memoria; faltaría el barandal que nos separe del precipicio.
Fruto de esa maravillosa costumbre, interrumpida solo por el azar climatológico, el Excmo. Ayuntamiento de Sevilla, decidió, hace ahora exactamente 50 años, nombrar a María Santísima de la Candelaria co-patrona, junto a San Isidro Labrador, del Servicio de Parques y Jardines, correspondiendo la hermandad otorgando el cargo de hermano honorario a la Delegación de Parques y Jardines.
Este Martes Santo, si el cielo nos deleita con claros de azul purísima, La Candelaria recobrará el acompasado caminar por la penumbra de los Jardines. Volverá a regalarle a Sevilla esa estampa tradicional, que a todos fascina. Las sombras se convierten en luz, al paso del Señor de la Salud, al paso de La Candelaria que con su mirada enciende plegarias que, en la Puerta de la Carne, brindan los vecinos a su venerada Señora. Estampa de antaño renovada cada año. Costumbre que la ciudad marca como referente en su particular calendario. Juegos de luces y sombras por los que transita sin remedio la Reina y Señora del Martes Santo.
Carlos Herrera Crusset