Día 5°de Quinario 2018
Ayer veíamos que el eje de la vida cristiana es el amor a Dios y al prójimo.
Cuando uno vive de espaldas al Evangelio se retrata, cuando esto pasa es que nuestro proceso de conversión al Señor no se está haciendo bien.
La vida no es rígida, es poliédrica, es compleja y exige de nosotros que seamos cristianos a tiempo completo.
La Lectura de hoy nos deja ante una magnífica noticia. El Señor es llevado al desierto y allí es tentado. Si el demonio se atreve con el Señor, debemos pensar que con nosotros también. Esto es un punto de realidad en la vida, no somos Superman, todos somos barro.
También el evangelio de hoy nos deja una noticia estupenda. El Señor nos dice q el mal se vence y que la victoria está lograda en el hijo de Dios. Todas las tentaciones se vencen y lo que triunfa es el hijo de Dios.
Cayendo por tierra por el pecado tenemos siempre en el horizonte que hay salvación.
El Señor se adentra en la vida con mansedumbre para redimirnos, no solo recoje nuestras súplicas y nos alivia, sino que nos alivia de manera muy misteriosa sin que nos percatemos, nos sirve como le servían a Él los Ángeles.
En el último momento de vida que se hace en soledad el Señor siempre está, está sirviéndonos para hacernos más fácil el camino de la vida.
Pidamos al señor que no le fallemos.